BARNIZ
El Mopa Mopa como fue nombrado por los indígenas, o el también llamado barniz de Pasto por los españoles, fue una manifestación precolombina, que a pesar del paso de los años sigue viva y se renueva cada día.
Esta técnica toma su nombre del árbol del mismo nombre, que crece en el piedemonte amazónico del Putumayo y el Caquetá. Los artistas utilizan como materia prima las ‘lágrimas’ que los indígenas cosechan del árbol de Mopa-Mopa.
Las noticias de este oficio se remontan al año 1.543, cuando Hernán Pérez de Quesada dio la noticia de que la expedición que partió desde el centro de Colombia, en busca del Dorado, había logrado llegar a Pasto (Nariño).
El hallazgo, hecho por los conquistadores, quedó registrado por los cronistas de la época. La calidad artística del trabajo con Mopa Mopa y la paciencia que demostraban quienes se dedicaban a explorar este recurso, sorprendió a los españoles. Esta labor se constituía por esos años en un factor importante de la economía de esa región.
Con el paso del los años el Barníz de Pasto, ha tenido influencias y adaptaciones culturales en diferentes épocas. En la actualidad, el Barniz de Pasto es símbolo de la cultura nariñense y es única en su género como técnica y como materia prima.
El maestro Eduardo Muñoz lleva 45 años en este oficio y es considerado un maestro en el manejo de la antigua técnica del Barniz de Pasto sobre piezas talladas en madera, sin embargo todos los días tiene algo nuevo que aprender. Actualmente esta técnica, exclusiva del Sur de Colombia, practicada desde tiempos precolombinos, está en proceso de certificación como Patrimonio artístico de Colombia y de la humanidad.
“Con este noble material que es el barniz de pasto doy rienda suelta al goce de la creatividad y plasmo en una serie de estampas, la cosmogonía, convencido de que mis manos son tan solo una herramienta a través de las cuales cuentos historias, ritos, leyendas; cuentos de hoy e historias del mañana” asegura el Maestro Eduardo Muñoz Lora.
Esta técnica le ha permitido a este artista aportar un estilo nuevo al panorama del arte popular de nuestro país, y a través de la elaboración de sus creaciones, entre las que se aprecian retablos, cuadros y copas con diseños indígenas, plasma la historia de su región y sus antepasados.
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